lunes, 26 de julio de 2010

lo más fino

es así, las cosas son así.
tenemos 16 años, y nos pesan en la cabeza. nos pesan en la cabeza y en las ganas de que
todo de repente desaparezca, lo que nos molesta explote y lo que nos gusta sea siempre así.
tenemos dieciséis años, y una personalidad cambiante, un humor alterable, un grupo de amigos
(por lo general) que pasa al igual que vos, por conflictos.
conflictos que tienen que ver con la escuela, el amor, otros amigos, los padres u otros miembros de la familia.
todos lloramos, todos nos enojamos, se nos pasa, nos reconciliamos.
lloramos, de la emoción, de los nervios, de la bronca, de la impotencia.
nos gusta cuando estamos realmente como queremos, pero nos dura poco, porque en realidad
nos gusta mucho más el momento de buscar estar como queremos, aunque suframos... o porque sufrimos.
por qué sufrimos, entonces? porque nos gusta. no nos gusta porque tengamos alguna clase
de trastorno, nos gusta simplemente porque es así, porque sabemos que de esa depresión
vamos a salir y vamos a estar bien.
el problema es cuando perdemos eso de vista, nos olvidamos que tenemos que pensar en estar mejor y en lugar de eso nos mentenemos suceptibles a todo lo que duela, y como ya dije
todo duele... por ende, nos mantenemos suceptibles a todo, y cualquier detalle puede resultar
ofensivo o hiriente.
tenemos amigos, que nos bancan, y a los que bancamos. entendemos sus problemas, o no,
de verdad no importa. no importa si los entendemos porque lo que sí entendemos es cómo
se sienten. esas ganas de prender fuego todo, incluso a uno mismo, y empezar de nuevo,
llegar a ese momento de la crisis implica el cambio posterior e inevitable, quedamos una vez
más, marcados.
marcados por dentro, y a veces marcados también por fuera. en fin, son sólo marcas, de cosas que fuimos y ni siquiera si quisiéramos podríamos lograr escapar de ellas.

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